Religión de Portugal
Religion
La Constitución portuguesa garantiza la libertad religiosa y la igualdad entre religiones. No obstante, existe un concordato que privilegia a la Iglesia católica en varias dimensiones de la vida social, tal es el caso de algunas ceremonias oficiales públicas como las inauguraciones oficiales del Estado en las que hay presencia de un representante de la Iglesia católica. Sin embargo, las creencias religiosas de los políticos electos son consideradas como algo irrelevante para los electores. Prueba de esto es que los dos anteriores presidentes de la República (Mário Soares y Jorge Sampaio) eran personas abiertamente laicas.
La mayoría de los portugueses (el 84,6% de la población total, según los resultados oficiales del censo de 2001), se inscriben en la tradición católica. En cuanto a la práctica dominical del catolicismo, según un estudio del mismo año realizado por la propia Iglesia católica en Portugal, hay 1 933 677 católicos practicantes (el 18,7% de la población total) y el número de personas que comulgan es de 1 065 036 (el 10,3% de la población total). Cerca de la mitad de los matrimonios son católicos aunque se permiten los matrimonios entre personas del mismo sexo y el divorcio según establece el Código Civil portugués, a pesar de que el Derecho Canónico no prevé estas figuras. Existen veinte diócesis en Portugal, agrupadas en tres distritos eclesiásticos: Braga, Lisboa y Évora.
El protestantismo en Portugal tiene varias denominaciones y provienen mayoritariamente de cultos con inspiración evangélica neopentecostal (por ejemplo, las Asambleas de Dios en Portugal y la Iglesia Maná) o de inmigración brasileña, por ejemplo, la Iglesia Universal del Reino de Dios.
Los Testigos de Jehová cuentan con cerca de 50 000 fieles en Portugal, distribuidos en cerca de 650 congregaciones. La religión está presente en el país desde 1925 y fue prohibida oficialmente entre 1961 y 1974, periodo en el que operó en la clandestinidad. En diciembre de 1974, la Asociación de Testigos de Jehová fue reconocida legalmente y hoy en día tiene su sede en Alcabideche.
La comunidad judía en Portugal ha conseguido mantenerse hasta la actualidad, a pesar de la orden de expulsión de los judíos el 5 de diciembre de 1496 por decreto de Manuel I, lo que obligó a muchos a elegir entre las conversiones forzadas o la efectiva expulsión del país, o la cárcel y las consecuentes penas dictadas por la Inquisición portuguesa que, por este motivo, fue una de las más activas de Europa. La forma en que el culto se desarrolló en Belmonte es uno de los ejemplos de la perseverancia de los judíos como unidad en Portugal. En 1506, en Lisboa se produjo una masacre de judíos en la que perdieron la vida entre 2000 y 4000 personas y fue una de las más violentas de la época en Europa. Existen también minorías islámicas (15 000 personas) e hindúes que son, en su mayoría, descendientes de inmigrantes, así como focos puntuales de budistas, gnósticos y espiritistas.
Religion
La Constitución portuguesa garantiza la libertad religiosa y la igualdad entre religiones. No obstante, existe un concordato que privilegia a la Iglesia católica en varias dimensiones de la vida social, tal es el caso de algunas ceremonias oficiales públicas como las inauguraciones oficiales del Estado en las que hay presencia de un representante de la Iglesia católica. Sin embargo, las creencias religiosas de los políticos electos son consideradas como algo irrelevante para los electores. Prueba de esto es que los dos anteriores presidentes de la República (Mário Soares y Jorge Sampaio) eran personas abiertamente laicas.
La mayoría de los portugueses (el 84,6% de la población total, según los resultados oficiales del censo de 2001), se inscriben en la tradición católica. En cuanto a la práctica dominical del catolicismo, según un estudio del mismo año realizado por la propia Iglesia católica en Portugal, hay 1 933 677 católicos practicantes (el 18,7% de la población total) y el número de personas que comulgan es de 1 065 036 (el 10,3% de la población total). Cerca de la mitad de los matrimonios son católicos aunque se permiten los matrimonios entre personas del mismo sexo y el divorcio según establece el Código Civil portugués, a pesar de que el Derecho Canónico no prevé estas figuras. Existen veinte diócesis en Portugal, agrupadas en tres distritos eclesiásticos: Braga, Lisboa y Évora.
El protestantismo en Portugal tiene varias denominaciones y provienen mayoritariamente de cultos con inspiración evangélica neopentecostal (por ejemplo, las Asambleas de Dios en Portugal y la Iglesia Maná) o de inmigración brasileña, por ejemplo, la Iglesia Universal del Reino de Dios.
Los Testigos de Jehová cuentan con cerca de 50 000 fieles en Portugal, distribuidos en cerca de 650 congregaciones. La religión está presente en el país desde 1925 y fue prohibida oficialmente entre 1961 y 1974, periodo en el que operó en la clandestinidad. En diciembre de 1974, la Asociación de Testigos de Jehová fue reconocida legalmente y hoy en día tiene su sede en Alcabideche.
La comunidad judía en Portugal ha conseguido mantenerse hasta la actualidad, a pesar de la orden de expulsión de los judíos el 5 de diciembre de 1496 por decreto de Manuel I, lo que obligó a muchos a elegir entre las conversiones forzadas o la efectiva expulsión del país, o la cárcel y las consecuentes penas dictadas por la Inquisición portuguesa que, por este motivo, fue una de las más activas de Europa. La forma en que el culto se desarrolló en Belmonte es uno de los ejemplos de la perseverancia de los judíos como unidad en Portugal. En 1506, en Lisboa se produjo una masacre de judíos en la que perdieron la vida entre 2000 y 4000 personas y fue una de las más violentas de la época en Europa. Existen también minorías islámicas (15 000 personas) e hindúes que son, en su mayoría, descendientes de inmigrantes, así como focos puntuales de budistas, gnósticos y espiritistas.
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